Éste pícaro mío by Amanda Mariel

Éste pícaro mío by Amanda Mariel

autor:Amanda Mariel
La lengua: spa
Format: epub
editor: Babelcube Inc.
publicado: 2022-11-10T00:00:00+00:00


Capítulo 6

El camino hacia su residencia en la plaza St. James fue en silencio, el aire pesado con palabras no dichas y fuertes emociones. Cuando Nathaniel ayudó a Cordelia a bajar del carruaje, ella casi no lo reconocía, y quitó su mano de la de él en el momento que sus pies tocaron los adoquines.

Nathaniel sintió un momento de remordimiento mientras caminaba a su lado hacia la casa. El la odiaba por intentar mantener a su hijo alejado de él, pero también deseaba una unión verdadera- una familia feliz. Él tendría que dejar ir su indisposición. De alguna manera, él tenía que perdonarla y ganarse su corazón.

“Bienvenida a casa, Lady Wolverton,” dijo él, haciendo su mejor esfuerzo para sonar complacido con el suceso.

Cordelia le dio una mirada helada, pero no dijo nada.

Nathaniel se tragó la molestia que nacía dentro de él e intentó de nuevo. “El personal espera nuestra llegada en el vestíbulo de entrada. ¿Quizá una vez que se hayan hecho las presentaciones, podría hacerte un tour?”

“Estoy segura el ama de llaves estaría mejor preparada para esa tarea,” dijo Cordelia.

Nathaniel la alcanzó por el codo, haciéndola parar. Él se acercó a su cara y encontró su mirada. “Yo no deseo que seamos enemigos. Tú eres ahora mi esposa. Construyamos eso.”

“Tú me forzaste a casarme contigo. No encuentro placer en eso.” Ella liberó su brazo de un tirón.

“Tú llevas a mi hijo. Yo hice lo que se tenía que hacer. Quizá algún día aceptes nuestra unión.”

“Yo no soy una propiedad para ser vendida y apropiada,” dijo Cordelia, y la ira envolvió sus palabras.

Nathaniel sacudió su cabeza. “Nunca he dicho que lo fueras.”

“Sin embargo me has tratado como una posesión- un objeto inanimado sin pensamientos ni sentimientos.”

Nathaniel suspiró. Claramente, no haría ningún adelanto con ella en este momento. En lugar de seguir discutiendo, él simplemente dijo, “Me apena que te sientas de esa manera.” Él comenzó a subir los escalones de su casa Georgiana, contento de hacerla entrar por el momento. Quizá cuando Cordelia se ubicara, podría ver las cosas más claramente.

Nathaniel se mantuvo atrás y observó como Cordelia saludaba a cada uno de sus sirvientes con amabilidad. Él se maravilló en la forma que ella dejó su mirada fría y su comportamiento airado, en el momento que el mayordomo abrió la puerta. Ella fue toda elegancia y amabilidad, cuando se refirió al personal. Pero en el momento que su atención volvió hacia él, el comportamiento helado regresó.

Nathaniel se acercó a Cordelia, que había terminado con las presentaciones.

Ella lo miró con los labios apretados.

Él lucho con la necesidad de ponerla sobre sus rodillas, y en su lugar le dio lo que esperaba fuese, una cálida sonrisa.

“Ahora que ya has sido presentada, te dejaré en las hábiles manos de la Sra. Walters. Ella te mostrará la casa y los terrenos. Eres bienvenida de cambiar cualquier cosa que consideres necesaria.” Él forzó una sonrisa, y luego añadió. “Me gustaría discutir tus ideas en la cena.”

Ella hizo una reverencia y dijo, “Mi Señor.”

La pretendida cortesía lo irritaba, pero se negaba a dejarle ver a ella, cuanto lo afectaba.



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